3.5.17

Me ausenté de mí misma

Hoy tuve una ausencia muy larga y desesperante. Jamás me había pasado algo así.
Iba en el 140. Otra vez el 140 y las cosas que pienso cuando voy ahí adentro.
Durante, creo, quince minutos, no supe dónde estaba.
No me daba cuenta si estaba cerca o lejos de casa. Temí haberme pasado y me bajé.  Caminé unos metros. Estaba lejos pero no me había pasado.
Estaba donde hace siete años, dos motoqueros, me robaron todo lo que llevaba encima dejándome desposeída, con diecisiete años y una familia a cien kilómetros, por unas horas.
Recordé esa sensación y, aunque las posibilidades eran prácticamente nulas, me dió miedo de que volviera a pasar. Llevaba, en aquel entonces, el mismo tipo de cosas que llevaba hoy en la mochila. 
Caminé rápido, deseando que pasara pronto otro 140. Pero no pasó. Tiene por costumbre arrebatarme sensaciones y dejarme en la calle, como los motoqueros.
Me enojé conmigo, mucho, por haberme perdido como una novata.
Tensé la espalda, los hombros, los muslos, cerré los puños, mintiéndome a mí misma con que si aparecían para robarme otra vez, les encajaba una piña a cada uno.

Vino un 109. Una vez ahí adentro, la mitad del tiempo que tardó en llegar a la parada donde me bajé, me odié y la otra mitad, traté de entender por qué había perdido a tal punto la noción del espacio.

En casa me dí cuenta que:
-Hace mucho que no lloro. No me sale.
-Cada vez me cuesta más que la gente confíe en mí.
-No me gusta la gente que le teme al amor, y me rodeo de ella. Esta gente es la que no confía en mí. Y creo que tampoco confía en sí misma.

Tal vez estoy harta de no poder escaparme de mí misma. Por eso me perdí.

No hay comentarios: