5.4.18

A veces se abraza con palabras

Hoy me llamó Mari.
Me contó que había soñado que yo aparecía en Buenos Aires, en Growlers, la cervecería que nos junta siempre, IPAs de por medio. Yo tenía la mochila aún colgada, estaba recién llegada.
De lejos Mari veía que yo estaba pidiendo un papel para anotar algo.
Mari se acercaba y quería abrazarme pero yo le decía que no podía abrazarla hasta escribir lo que tenía en mente.
Finalmente alguien me daba un papel, lo escribía, y nos abrazábamos.
Seguro ese abrazo duraba una eternidad.

Fue el sueño más lindo que me han contado.

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