1.6.19

Temazcal

Durante dos noches dormí en una cama super incómoda.
Los mosquitos me jodían las orejas.

Una de esas noches me desperté con un gato pajeándose en mi pierna y no supe qué hacer.

Durante casi dos días hable lo mínimo e indispensable con la gente.

Al volver a casa me di cuenta de lo maravillosa que es mi cama,
mi casa, 
de lo maravilloses que son mis amigues, 
mi gato,
de lo importante que es usar las palabras,
las camas,
el corazón 
y el cuerpo
con conciencia.

Estaba a puro derroche.

Gracias por esta experiencia.

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