3.3.18

Viernes 2 de marzo

El viernes 2 de marzo terminó con dos pibes apuntándonos con un arma a Pablo y a mí, a 10 metros de su casa.
No, en realidad terminó con Pablo puteándome por haber querido ir caminando al Oxxo de la esquina en vez de ir en auto.
No, en realidad terminó cuando pude hablar por teléfono con mi mamá, que me dijo esas cosas que uno necesita que su madre le diga cuando pasa por una situación así.
No sé cuándo las madres aprenden las cosas que dicen.
Los vi venir. Los vi cruzar la calle. Supe que nos iban a robar.
Vi cuando, a veinte metros de nosotros, en pleno Bulevar Lago Chiem, el pibe que estaba de negro sacó el arma. Escuché que decían algo aunque no llegué a entender qué era. Hablaron bastante. Me pidieron la cartera pero yo no tenia nada encima, lo cual me dio más miedo.
Se dedicaron a revisarle los bolsillos a Pablo mientras el de negro le ponía el arma en las costillas.
Pablo no les quería dar las cosas y yo, en un tono de voz casi inaudible lo agarré, como si fuera un chorro más, y le dije que les diera todo.

Me pasaron muchas cosas por la cabeza.
La primera fue el miedo de que nos pegaran un tiro porque estaban nerviosos, o drogados o porque se les podía escapar. Luego que si nos pegaban un tiro, iba a ser muy complicado que nos atendieran rápido porque el sistema de salud acá es muy ineficiente.

Los chorros se fueron caminando y Pablo empezó a insultar a la concha de mi madre por haber querido ir caminando al Oxxo de la esquina en vez de ir en auto.
Me echó de la casa pero le dije que no me iba a ir.
Lo abracé pero me rechazó.
Quise ayudarlo pero no quería verme.
Tal vez veía en mí a los chorros.
Yo veía en él al pibe con el que quería estar en ese momento, convertido en un nene enojado con su mamá porque otro nene le rompió un juguete en el jardín.

Me trajo a mi casa, se fue a dormir a lo de sus padres, a pesar de que le ofrecí que nos quedáramos en un hotel, para estar en un lugar neutral porque yo no quería dormir sola.
Pero Pablo no quería mi compañía.
Ahora creo que lo más triste de la noche fue querer estar con alguien es que la otra persona no quisiera mi compañía.

Hoy me desperté pensando que hay un lenguaje universal que nos permite comunicarnos sin necesidad de la palabra. Anoche fue la manera en que los chorros caminaron hacia nosotros.
Pablo no los vio venir. Yo si, y supe lo que iba a pasar, pero no tuve tiempo de reaccionar (tampoco sé de qué manera hubiera sido correcto reaccionar sin poner en peligro la vida de nadie). No entendí nada de lo que decían.
Sólo escuché la palabra ''tiro''. Pero todo estaba muy claro.

No hay comentarios: