19.5.20

Bitácora del viaje obligado al Extranjero #15 - Justicia poética

El día que cumplía 28 años también cumplí dos meses de cuarentena. Y la rompí.
Como si me hubieran abierto la puerta del arrancadero, me fui al Parque México a pasear el perro de Nadia, que se comió un papel con mierda humana. Para sacárselo de la boca nos enmierdamos las manos nosotras. 
Todo lo que se dice justicia poética.

Al rato retomé el confinamiento, con lo cual ahora no sé si llevo 2 meses y 3 días, o 3 días de una segunda etapa.

Lo que sí sé, es que desde la última vez que escribí al día de hoy pasaron cosas.
Las fui anotando en el mismo cuaderno en el que, hace 3 años, intenté dilucidar la manera de venirme a vivir a México. 
Confío en este cuaderno como en un dios al que le pido milagros y a cambio le doy palabras: la primera vez salió bien.

En mi cuaderno anoté:

Me pongo ésta noche a tratar de darle batalla al insomnio que me genera darme cuenta de que me estoy enamorando de alguien que está a muchos miles de kilómetros de mis abrazos. ¿Cómo será entonces, querido cuaderno, que se puede resolver esto?
Dicen que las ideas están en el aire, que sólo hay que saber cazarlas.

Podríamos ceñirnos estrictamente a conversaciones sobre el clima, pero todo tipo de fenómeno meteorológico nos llevaría a imaginarnos juntos en una montaña o en una cabaña, y terminar diciendo que queremos tomar café a la mañana y acariciarnos el pelo y escuchar guitarras.
Nadie espera enamorarse cuando se enamora pero ¿en una pandemia, en serio?.

Sartre, en La Náusea, dice que ''la existencia no es algo que se deja pensar de lejos: es preciso que nos invada bruscamente, que se detenga ante nosotros, que pese sobre nuestro corazón como una gran bestia inḿovil; sino no hay absolutamente nada.''

Y Dolina, a quien le agradezco la sencillez y la contundencia de sus palabras siempre, en Crónicas del Ángel Gris, dice que el universo es una perversa inmensidad hecha de ausencia: uno no está en casi ninguna parte. Sin embargo, en medio de las infinitas desolaciones hay una buena noticia: el amor.

Ayudáme, cuadernito.






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