2.7.20

Corazón que no siente, ojos que no ven

Siempre fui reticente a pensar en términos de fronteras y distancias: Lo mismo da estar acá o estar allá, si la gente querida se lleva con uno a todos lados.

También reticente a pensar como la norma indica:
Eso que dicen, por ejemplo, que ojos que no ven corazón que no siente,
yo creo que es al revés: primero el corazón siente y después los ojos ven.

Cuando decidí irme de Argentina,
sentía que mi alma estaba en otro lugar hacía rato y que yo andaba, vacía, por el Microcentro porteño.
No me importaba nada, porque creía que ya no tenía nada que perder.

Ahora siento que mi alma se está mudando a otro lugar:
se me evapora del cuerpo y viaja, como nube, hasta algún lugar del sur.
Y no me importa nada. Otra vez, no tengo nada que perder.
Lo verdadero nunca se pierde.





No hay comentarios: