6.9.17

El caño donde convergen todos los caños de la columna de los G

Se rompió un caño de agua en mi casa. Vivo en un décimo piso, departamento ge de gato y, mal que me pese, los caños del agua de la columna de los departamentos ge, convergen en el mío, el décimo ge.
Los plomeros trabajaron varios días. Primero sacaron el inodoro, después el bidet, después me pidieron que me fuera por unos días de mi casa para que pudieran hacer su trabajo más rápido.
Cuando volví, el inodoro y el bidet estaban en su lugar original, pero había quedado un agujero en la pared. Lo rellenaron de escombros pero no lo revocaron. El gato encontró en esos escombros un divertimento genial. Con la patita derecha sacaba uno por uno los cascotes que los plomeros habían guardado ahí y los abandonada al lado del agujero de la pared, dejando el caño en el que convergen todos los caños, al descubierto. Ahí se terminaba el juego para él.
Fue inútil que todas las mañanas, antes de entrar al baño, yo volviera a poner los cascotes en su lugar. El gato se empeñaba en sacarlos todos durante la noche, y el caño otra vez al aire.

Una noche me soñé chiquitita adentro de ese agujero, tratando de contener los escombros que ni con mi tamaño original y mis manos proporcionales a mi metro sesenta podía. En el sueño me quedaba en ese agujero que se había convertido en un túnel que no llegaba a ningún lugar.

En el paso del sueño a la vigilia, justo antes de levantarme mecánicamente de  la cama a juntar y guardar los escombros en el agujero, como todos los días, decidí que tal vez era mejor que ese caño, donde convergen todos los caños de la columna de los ge, quedara al descubierto.

Junté los cascotes en una bolsa y los llevé al contenedor de la calle.
Allí finalmente fueron escombros.

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