1.11.18

No sé quién sos

Tardé una caja de saquitos de té de manzanilla, lo que duró la relación, en entender que Mirtha Legrand tiene razón.
''Como te ven, te tratan. Y si te ven mal...''
El público responde: ''te maltratan''.
Lo primero que temí, cuando lo ví venir por el lado contrario y me dí cuenta que venía a dejarme, fue no poder volver a escuchar mis discos favoritos porque me harían acordar a él.
Pero (claro) por suerte jamás habíamos escuchado mis discos favoritos porque siempre había que escuchar lo que él quería.
Así que volví a Axel Krygier, a Fémina, a Luiz Bonfá, a Tom Zé, y a todos los discos que he escuchado con gente que amo y que me recuerdan a ellos.
Lo segundo que temí fue que mi perfume me recordara a él, pero por suerte tengo la pequeña colección de perfumes que me fue armando mi madrina en cada paso por el free shop, así que si un día se me cantan los ovarios ponerme Kenzo para ir a yoga, me lo pongo, y a la puta que lo parió.
Lo tercero que temí, y sí sucedió, fue extrañarlo mucho a la mañana. Me había acostumbrado a despertar abrazada. Y sí fue doloroso, pero también me dí cuenta de que eso era lo único que extrañaba. Tal vez porque dormidos y amaneciendo somos inocentes y buenos, y no somos tan absorbentes, aunque dormir toda la noche envuelta en otra persona debe significar algo.

Lo mejor de todo fue el día que me dí cuenta de que ya no lo extrañaba: Ahí caí en la cuenta de que no sólo no lo extrañaba, sino que estaba siendo muy feliz.
Fue cuando buscando un mail, me puse a leer un mail suyo y no me dí cuenta de que era suyo sino hasta el final, cuando leí su firma.
A mí me pasa que reconozco a mis seres queridos enseguida, por una frase, por la voz, aunque ellos mismos no se identifiquen.
Al leer su mail y no reconocerlo, me di cuenta que no sólo no lo extrañaba más, sino que ya no lo conocía.


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