26.6.20

Bitácora del viaje obligado al Extranjero #24 - Lista post pandemia

24 de junio.
3 meses y 8 días:

Ayer tembló. Fue un sismo de 7 puntos y pico, los medios no se deciden, con epicentro en Crucecita, Oaxaca.
En Ciudad de México se sintió como una gelatina que hizo temblar los árboles, los postes, las convicciones y los edificios.
Mientras temblaba acá, en Buenos Aires nacía Sara, la sobrina de Flor. Nos enteramos al rato, y pensé ''qué mundo tan inverosímil'': en una punta hay un terremoto en el mismo momento en que nace un chico en la otra punta.

Cuando sonó la alerta sísmica yo estaba teniendo una junta de trabajo por videoconferencia, y estaba grabando el audio de esa videoconferencia con el celular. Lo primero que pensé cuando sonó la alerta sísmica fue que no quería morirme de una manera estúpida: trabajando. Entonces, como cada vez que estoy en una emergencia, repasé la lista mental de cosas que necesito tener encima, agarré las que pude y el gato, y salí.
Tenía muchas ganas de llorar, pero antes necesitaba encontrar a mis amigos.
Cuando los encontré, se vino el alud: Lloraba y decía que estaba harta de todo. Nunca me había sentido tan harta. El gato, rodeado de perros, a upa mío, se quedó quietito. Me imagino que no debe haber entendido nada.

Todo quedó grabado.

La semana pasada renové mi residencia mexicana y el hombre que me tomó las huellas en el Instituto Nacional de Migraciones apoyó su mano sobre la mía para ayudarme a hacer fuerza suficiente en el escanercito de huellas digitales.
Fue el mayor contacto físico que tuve con alguien en meses.

Ultimamente todo es tan tedioso, tan lento, tan chicle, tan laberíntico que la única escapatoria que encuentro es la imaginación. Así que me puse a hacer una lista, que no es tan grande ni tan imposible, de todo lo que quiero para cuando se pueda:

- Un fueguito de noche que nos ilumine las caras mientras nos contamos anécdotas.
- Que el fueguito haga formas en nuestras caras y parezca que son otras.
- Que sintamos mucho miedo y después mucha alegría, que explotemos de alegría frente al fuego.
- Y que no queramos dormirnos nunca ni que el fuego se apague.
- Que la noche frente al fuego dure dos noches o tres.
- Y que siempre llegue alguien nuevo trayendo más historias y una botella de vino.


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