5.6.20

Bitácora del viaje obligado al Extranjero #20 - La ropa ya no tiene sentido


''Ahora que sé que esta carta te va a llegar, aunque no te la den mis manos te va a llegar, me pregunto: ¿cómo será tu mundo ahí?...''

Jueves 4 de junio.

El punto y aparte de los días reside en subir y bajar las cortinas.

Desde la semana pasada, me despierto todas las noches, entre las 2 y las 3 de la mañana, a vomitar pensamientos en papeles que después dejo tirados.


Los zapatos no me llevan al trabajo y las zapatillas no me llevan al parque. 

Nada que pueda vestir me lleva a ningún lugar ni me cuida de las chispas de un asado, de la lluvia o del sol, mientras vivo lo que tiene el mundo para ofrecer.

La ropa ya no tiene sentido.


Andamos descalzos y solos, en nuestras casas, solísimos, refregándonos las plantas de los pies, marrones, en nuestras propias piernas, no pudiendo molestar a otros con caricias infames de pies sucios por abajo de las mesas.


Nuestras vidas quedan escritas en mails, en chats, podemos revisarlas todo el tiempo, releerlas, analizar lo que dije, lo que dijiste, lo que dijimos. 


Sin embargo nadie más que nosotros mismos sabe o recuerda, ya, qué gusto tienen nuestras lágrimas.


Qué nos va a pasar con la memoria? Cuánto tiempo más recordaré las caras de mis amigas en tres dimensiones y la suavidad de su pelo?


Qué lejos estoy, pienso. Lejos de qué?


Alguna vez hubo un día en que viajé de Buenos Aires a México para quedarme.

No creo ser capaz de pasar por algo así otra vez.
Aunque ya nunca volveré a irme de mi país,
porque ya no tengo uno.



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