8.4.20

Bitácora del viaje obligado al extranjero #11

Sigue siendo el día 24.
Se pueden escribir dos bitácoras de un mismo día?

Subí a la terraza a tomar sol.
Hoy hay mucha contaminación, y siguen pasando aviones.
No llego a ver las montañas ni los edificios más cercanos.
Me recuesto sobre una manta de polar.
No es lo mejor para echarse a tomar sol, pero es lo que tengo.
Miro al cielo y veo cómo se mueven las nubes. Hoy sí va a llover.
Me quedo una hora en savasana, la postura del muerto, mirando el cielo.
Siento que las gotas de transpiración bajan desde las axilas por la parte interna de los brazos y se caen hacia atrás.

Y si nunca más veo a mi familia?
Y si no me puedo despedir?
Y si nos morimos todos? Escalonadamente y más o menos cercanos en el tiempo?

Al rato vuelvo a casa.
Siento que estoy en un hotel de playa en la Italia de la posguerra.
Adentro está todo bien, afuera está todo mal.
Me traslado por el edificio en short y ojotas, con la manta enrollada abajo de un brazo, y en la otra mano, el celular, las llaves, el alcohol en gel.
Entro a casa, y el sonido no hace más que darme la razón.
El silencio es interrumpido cíclicamente por el ruido que hace la heladera.
La luz empieza a bajar por la ventana, los muebles y las cosas se ven de otro color.
Y tengo ganas de salir a caminar por una peatonal con palmeras en el medio.

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